Aunque existe una percepción ciudadana marcada por la polarización, no se puede afirmar en que la población está marcadamente a favor o en contra acerca de los diferentes temas consultados, dado que las percepciones varían según los temas consultados y según la ciudad. 

Sin embargo, en un marco general, la institucionalidad democrática en el país se ve seriamente deteriorada expresando, entre otras cosas, al bajo nivel de confianza de las autoridades e instituciones estatales en general y proyectando una sensación de baja calidad, integridad e idoneidad de los servicios que prestan. 

Claramente el órgano judicial es el peor visto y valorado en todas las categorías y todas las ciudades donde se realizó la encuesta (La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz). Extrañamente, aunque este dato era previsible por la infinita cantidad de críticas que al respecto que se producen cotidianamente, es llamativo que desde las esferas oficiales no existan señales que denoten preocupación y voluntad política para impulsar un cambio profundo. Este aspecto, repercute en la baja confianza ciudadana en prácticamente todas las categorías restantes.

Por otra parte, se siente un deterioro en cuanto al ejercicio de los derechos, aunque en el ámbito de la inclusión los avances son significativos cuando la exploración refiere al pilar inclusión de mujeres y pueblos indígenas; no obstante, paradójicamente, el incremento de la discriminación es un dato preocupante en la lógica del estilo de la polarización y narrativa cada vez más enervada principalmente en clave racial y regional.